Bordado Tradicional Sabatino en el Museo Francisco Villa

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  • Manos mágicas que vuelan al ritmo de la aguja.

Graciela Rosales Padilla / La Voz de Durango

Son manos mágicas que vuelan al ritmo de la aguja y las hilazas de colores, bordan y en la tela dejan huella del amor por su tierra; para ellas bordar es respetar la historia, retomar el origen y soñar una y otra vez  que su trabajo será reconocido y valorado como un arte.

Encabezadas por las maestras  María Eugenia Chi Herrera, Irma Alicia Rosales,  Manuela Vázquez Arzola y Socorrito González Juárez,  alrededor de  50  mujeres de diferentes edades, se dan cita sábado a sábado en el patio del Museo Francisco Villa,  ahí se intrecambian puntadas, diseños, ideas, en ese patio dejan cachitos de vida entre risas y charlas, “son las del bordado, las que alegran el viejo caserón”.

Se reúnen de 11 a 14 horas, pero no les alcanza el tiempo, es tanta la creatividad, el entusiasmo y el calor humano, que nunca falta la que se quiere quedar; la que bromea, la que encuentra en el grupo a una familia, o la que simplemente disfruta de un respiro en medio de las obligaciones cotidianas.

El curso es gratis, las maestras no cobran, enseñan por amor al bordado tradicional,  blusas, vestidos, manteles, pantuflas, bolsas, camafeos, relojes, lo que sea, ellas lo saben hacer todo, unas enseñan, otras aprenden, se pasan las ideas y el resultado, prendas hermosas que atestiguan el amor por el bordado y la magia de las manos duranguenses.

Los interesados, se pueden sumar cuando gusten,  el grupo es incluyente y sabe valorar la aportación de conocimientos, técnicas y sobre todos agradecen la buena actitud.