Tradición familiar en la elaboración de pan ranchero

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  • Es una costumbre que reúne a toda la familia Peña Ramos, hijas, sobrinos, nietos y hasta bisnietos en Días Santos.

Josélo Fuentes Delgado / La Voz de Durango

Desde los siete años, doña Raquel Ramos Noris elaboraba en compañía de su mamá, Aurelia Noris Gallegos, en la Colonia Hidalgo, el tradicional pan de rancho, para continuar la deliciosa tradición con su suegra, Francisca Peña, originaria de Santiago Papasquiaro, para fusionar dos estilos de cocina que añadiría más sazón al producto final.

Pero ahora la tradición sigue dos generaciones después con sus hijas, nietos y bisnietos que participan en los preparativos desde una semana antes para comprar la harina (trigo y maíz amarillo y morado), canela, clavo, azúcar, el chile ancho y el queso, las conservas, manteca de cerdo y vegetal, levadura, leña para el cocedor, todo lo necesario para combinar ingredientes y obtener un pan que será el deleite de chicos y grandes.

En el domicilio marcado con el 313 de calle Benito Juárez, en la colonia J. Guadalupe Rodríguez, hay una mezcla de aromas y sabores. Desde la entrada puede percibirse el olor a leña que se quema para calentar el cocedor de adobe, mientras en la cocina sus hijas: Patricia, Gloria, Blanca Estela, Sandra y Silvia preparan los ingredientes antes de batir los kilos de masa y rellenar primero las gorditas de horno, de frijoles y de rajas con queso.

Las conservas de chilacayote, la mermelada de fresa y de piña para las empanadas, mientras los nietos limpian las charolas para empezar a acomodar el producto para hornear, esta etapa es una de las más delicadas, como todas las anteriores, para darle el acabado justo y preciso al pan para alcanzar las máximas sensaciones al paladar de quienes lo prueben.

“Mis nietos y mi esposo, Juan Peña, días antes son los que preguntan si habrá pan esta vez y les digo que sí, pero todos deben de ayudar para que sea menos pesada la carga para algunos. Puedo decir que desde hace ya 66 años vengo realizando esta bella labor de juntar a toda la familia. Haré esto hasta que Dios me lo permita y el legado será para mis hijas, con el secreto principal para un buen sabor que es mucho amor y cariño”, añadió doña Raquel Ramos Noris.