El pueblo duranguense se enorgullece de sus hombres y mujeres

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  • Encabeza Adrián Alanís Quiñones, secretario General de Gobierno, el homenaje de pueblo y gobierno de Durango al héroe revolucionario.
  • Recuerdan su vida en la comunidad que lo vio nacer.
  • También, se le rinde homenaje en el monumento erigido en su memoria en la ciudad de Durango.

La Coyotada, Dgo. El pueblo duranguense vive y se enorgullece de su pasado, se inspira en la determinación de los hombres y mujeres que forjaron a nuestra patria, que pusieron el ejemplo y se entregaron con generosidad a las tareas que el destino les adjudicó, como a Francisco Villa, destacó Adrián Alanís Quiñones, secretario General de Gobierno al encabezar la conmemoración del 141 aniversario del natalicio del héroe revolucionario duranguense.

En representación del gobernador José Rosas Aispuro Torres, el Secretario General de Gobierno dijo que los durangueses somos el fruto del espíritu rebelde y revolucionario de Francisco Villa, el último mexicano en poner un ejemplo de valentía y dignidad ante los actos denigrantes de aquellos que por creerse más fuertes o poderosos osaron poner a prueba la fe inquebrantable y los principios irreductibles de un hombre que careció de los más elementales bienes a los que se podía aspirar en ese tiempo; pero que, a cambio de ello, le sobró honor y amor por su pueblo.

Pancho Villa, el hombre, el caudillo, vio su primera luz y transcurrió su vida abrazado por el sol que baña los productivos valles del centro del estado de Durango, donde confluyen las ricas herencias de la grandeza de las naciones originarias inconquistables del norte de México y es precisamente en La Coyotada, es donde su espíritu febril forjo los principios de igualdad y justicia que acompañaron su lucha y dibujaron el talante de aquel que por sus actos y voluntad trascendió a su tiempo y se convirtió en ejemplo de esfuerzo para las generaciones de hombres y mujeres.

Nacido como Doroteo Arango, desde el inicio dio muestras de inconformidad con el destino que le auguraba su vida y jamás comprendió la desigualdad como una condición aceptable, se hizo grande ante la pobreza y la precariedad en las que nació, para convertirse en el referente de quienes creemos que los seres humanos tienen derecho a elegir su propio destino, a ser dueños de su vida y a disfrutar de los frutos de su trabajo y asumir las consecuencias, buenas o malas, de sus decisiones.

Incapaz de asimilar la inequidad y la injusticia, como sucede con los hombres inteligentes y predestinados a la grandeza, hizo de los abusos del patrón el motivo para justificar su insurrección individual con un único fin: darle viabilidad y garantizar el derecho a una vida digna de los hombres y mujeres, que nacieron en el México pre-revolucionario, a una vida alejada de la miseria.

Francisco Villa no accedió a una educación académica; sin embargo, sus valores morales y su firme convicción de ayudar a los más desprotegidos lo volvió popular entre el pueblo.

Sin duda, condujo su vida en un solo sentido, caminó un sendero ideológico impensable en el México de inicios del siglo XX, no se inspiró en los grandes pensadores políticos de la revolución industrial, no conocía a Marx ni se ilusionó con la filosofía política de los pensadores franceses, no; a Francisco Villa lo inspiró la miseria, lo motivó la expresión más cruel de la injusticia reflejada en el rostro de aquellos a quienes amó.

Pancho Villa no persiguió el sueño de igualdad en la miseria, quería justicia en las oportunidades para que las personas pudieran progresar. Su sueño era un México lleno de oportunidades para todos, con una vida digna donde la gente pudiera tener educación y con su trabajo llevar alimento a sus casas y satisfacer sus necesidades, sino que entendía la lealtad a sí mismo como un acto de reconciliación con la consciencia, vivió a su modo, no retrocedía en sus afectos y mucho menos en sus anhelos, conquistó su destino en base a trabajo y sacrificio diario y, con ello, trascendió a su tiempo.

En esta conmemoración estuvo acompañado por el general Jesús Arévalo Espinoza, Comandante de la Décima Zona Militar; Pablo César Aguilar Palacio, presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jucopo) del Congreso del Estado; del alcalde de San Juan del Río, Víctor Hugo Ramírez Ramírez, entre otros.

Previamente, en el monumento erigido en su memoria en la capital el estado, también se llevó a cabo el homenaje a Francisco Villa, en donde se dieron cita autoridades civiles y militares, así como alumnos de diferentes instituciones educativas.