¿Por qué me siento así?

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MTF. Alfredo Arévalo

Hace unos días se cumplió un año de comenzar con este proyecto, el cual inició como un espacio de consulta en temas de salud mental dentro de este periódico dirigido por el Lic. Juan Nava Stenner, y ahora, además de cumplir con ese objetivo me he dedicado a algo más. Todos los temas relacionados con las emociones son complicados, en ocasiones sentimos la desesperación de pedir ayuda, pero no lo hacemos, por el peso social del cual he hablado en varios artículos.

Para concluir con el tema de las enfermedades del siglo XXI me gustaría explicar el por qué dediqué varios números, me interesa disminuir el estigma que se tiene acerca de las enfermedades mentales, así como de la facilidad en que se pueden contraer, en lo personal no inicié ningún proceso terapéutico hasta que comencé a estudiar la maestría en terapia familiar, pero eso no quiere decir que no lo necesitara anteriormente.

En muchas ocasiones dedicamos tiempo a que la gente nos vea bien, nos cortamos el cabello, tenemos ropa para cada ocasión, iniciamos una rutina de ejercicio para tener buen físico, publicamos cosas interesantes en nuestras redes sociales, y vivimos con una enorme sonrisa en nuestro rostro; en pocas palabras nos gusta vivir de las apariencias.

Con esto no estoy en contra de la felicidad que trae poder comprar cosas, es una estabilidad que nos da el dinero y nuestro trabajo, el punto está en que al vivir de esta manera olvidamos o relegamos nuestras emociones, sentimos la euforia de saber que compraremos algo nuevo, que lucimos más atractivos con cierta ropa o después de cierto tiempo de ejercicio, pero en ocasiones nos llega una pregunta incomoda ¿Por qué me siento así?

Para algunos el “sentirse así”, es tristeza, para otros es nerviosismo, para otros es enojo, decepción de su vida, estrés, etc., etc., etc.

No estamos preparados para esto, si nos duele el estómago vamos al médico, si nos duele un diente al dentista, pero si nos duele “sentirnos así” no vamos con un especialista en salud mental. Porque el estigma de las enfermedades mentales pesa y mucho.

En esta serie de artículos busqué resignificar esto, pues no está mal estar triste cuando los demás están felices, preocupado cuando los otros piensan en viajes. Cada persona vive a su ritmo, y eso es el punto central de esta información, no tengo una visión centrada en el positivismo, porque no es para mí, considero que tanto la felicidad como la tristeza son válvulas que liberan la presión que tenemos dentro, de una manera diferente y necesaria.

El estigma nos hace creer que debemos ser felices siempre, no hay espacio para otras emociones porque no sabemos cómo tratar a una persona triste, tranquilizar a una persona ansiosa o entender a alguien enojado, esa gran parte de nuestras vidas se oculta, pero es un porcentaje de nosotros y el no reconocerlo deja un vacío.

Mismo que queremos llenar con cosas, actividades, personas; que en su momento tienen una función que cumplir, pero el camino se vuelve un ciclo que va cambiando su nivel de satisfacción hasta que llega esa pregunta ¿Por qué me siento así? y nos hace pensar si lo que estamos haciendo es bueno para nosotros o no.

Parte importante de resignificar la importancia de la salud mental es darnos cuenta de lo que sentimos, aceptar lo que nos hace sentir incómodos o tristes, saber lo que nos hace felices, hacer consciente nuestra elección de cosas, actividades y personas para llenar vacíos, y para lograrlo tenemos que ir acompañados de alguien que nos ayude con los ¿Por qué? Y los cambie por un ¿Para qué?

Y para ello tendrás que conocer a muchos especialistas para ver cual se ajusta más a tus necesidades, porque al final tú eres el que importa, otra idea errónea es que todos trabajamos de la misma manera, y no es así, cada uno tiene su personalidad, estilo y estrategia para conectar con sus pacientes, solo date la oportunidad de probar cuidar tu salud mental como cuidas tu salud y apariencia física.

Las emociones inexpresadas nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde de peores formasSigmund Freud

Sobreviviremos al próximo lunes… si aprendemos a vivir a nuestro ritmo.

Nuevamente los invito a escribir cualquier duda, comentario, aclaración a mi correo alfredo.adj@gmail.com