Maquilas condicionaron su instalación en Durango

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  • No a los sindicatos o la amenaza de irse de la noche a la mañana.

Graciela Rosales/La Voz de Durango

La llegada de las empresas maquiladoras a México y particularmente a Durango, fijó una condicionante, “no sindicatos, o me voy” y en un estado sin crecimiento, sin opciones, los gobiernos neoliberales aceptaron que se instalarán a sabiendas de las constantes violaciones que generan a costa de los derechos humanos de los trabajadores; ésa es la situación que prevalece en estos momentos, declaró Cuauhtémoc Ibarra Gómez, dirigente estatal de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC).

Al ser cuestionado sobre la problemática que enfrenta la empresa maquiladora Leoni con la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), Ibarra Gómez dijo que las maquiladoras tienen facilidad para cerrar cuando les dé la gana, y lo pueden hacer de la noche a la mañana sin mayores problemas e instalarse en otra entidad de la República e incluso en otro país.

No van a aceptar un sindicato, porque las maquiladoras son las principales violadoras de derechos laborales y de derechos humanos de los trabajadores, y éstos al no tener otra opción aceptan el paliativo de un trabajo plagado de deficiencias en cuanto a remuneraciones salariales, respeto a la ley laboral e incluso vulneran hasta los derechos humanos.

Por una parte, urge el empleo, así deficiente y como sea, o aceptan el trabajo sin sindicato, como un mal necesario o bien hacen uso del recurso legal que recientemente aprobó la reforma en la que se incluye la libertad sindical, bajo el riesgo que se vaya no únicamente Leoni, sino muchas otras maquiladoras.

Finalmente, Ibarra Gómez con muchos años de experiencia en la vida sindical, considera que este problema, podrá resolverse con la buena voluntad por una parte de los trabajadores que se comprometan con la productividad de la empresa, con la capacitación permanente para convertirse en  mano de obra calificada; por el otro lado la empresa para respetar los derechos de los trabajadores, pero también hace falta la voluntad y la fuerza de la autoridad como ente mediador para empatar  intereses.