¿Honrar a los padres?

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MTF. Alfredo Arévalo

Todos hemos creado una imagen de nuestros padres, el padre bueno, malo, o ausente, la madre amorosa, la estricta, o la que no está en el hogar; esto lo hacemos para darle un significado basándonos en lo que ellos nos han dado o nos han negado.

En una familia extensa es común que cada hijo tenga una imagen diferente de sus padres, en una familia de dos o tres hijos es posible que tengan más similitudes. Pensando en esto me surge la pregunta, ¿será igual la imagen real de los padres a alguna de las referencias de los hijos?

Cuántas veces hemos escuchado a alguien decir que su padre tenía otra familia, o que tiene hermanastros, o que su madre tuvo una aventura, y otras miles de historias que podríamos conocer; sin duda el impacto no viene con la noticia, es la imagen que creamos de nuestros padres que se está desmoronando.

En lo personal hasta hace unos años tenía una imagen errónea de mis padres, y esa imagen les quitaba su naturaleza humana, pues si bien veía defectos en ellos, minimizaba los que no quería ver; como yo otras personas con las que he hablado tampoco se han preguntado sobre esa parte humana.

Errores comunes

Creo que el mayor error es dejar que una o varias emociones se apoderen de nuestros padres, podemos verlos con una admiración desmedida y ver cómo pueden hacer todo lo que se proponen o al contrario ver como fracasan en todo, cualquiera de las dos deja una marca en nosotros.

Algo que es innegable es la lealtad que se encuentra en los sistemas familiares, y con ella las facturas pendientes, hay cosas inexplicables que se repiten en las familias, mujeres solas, hombres alcohólicos o adictos, infidelidades, diferentes clases de abuso o violencia, etc. Esto a causa de las brechas transgeneracionales que no identificamos, y como un autoengaño no queremos conocer. Al no identificar la naturaleza de nuestros padres dejamos de ver la línea de vida que hay detrás, misma que sin conocerla nos afecta de diversas formas.

Para identificar estos lazos invisibles que nos hacen cometer algunos errores, o portarnos de una forma que no concuerda con nosotros, es necesario dar el reconocimiento a quien lo merece, para ello la mejor manera es iniciar un proceso terapéutico, y con el acompañamiento del especialista conocer los patrones que nos están afectando.

Padre y Madre

En otro artículo mencioné lo que aporta cada uno en nuestro desarrollo, pues el éxito, el fracaso o la actitud que tengamos en nuestras carreras profesionales, vida personal y de pareja adulta depende del tipo de padres que hayamos tenido.

Para hombres y mujeres, resulta crucial tener una buena relación con su padre y madre para poder desarrollar una personalidad segura y confiada en el futuro. Por ello, no solo como hijos debemos reconocer la importancia, sino como futuros padres, y con ello modificar la interacción con los hijos, hombres y mujeres acariciar a los bebés, hablarles, pasar tiempo con ellos y mantenerse presentes durante toda su vida (como padres).

En el caso de padres divorciados, o familias reconstruidas, es recomendable no criticar a quien no esté presente, tampoco atribuir defectos de los padres a los hijos, debemos separar las situaciones, pues ellos no deberían pagar la factura de los errores de pareja, sin embargo, es lo que más se presenta en terapia.

También es necesario evitar “el síndrome del padre Disneyland”, que intenta ganarse el cariño de sus hijos comprándoles todo lo que quieran; esto no solo se da en familias separadas, actualmente cuando ambos padres trabajan, la culpa hace que se comporten de esta manera sin tomar en cuenta que el futuro de sus hijos e hijas está en sus manos.

Hablar más

En ocasiones tenemos viejos rencores con nuestros padres por diversas circunstancias, y la mayoría por situaciones que en un momento les dimos demasiada importancia. Lo triste de esta situación es que nos quedamos con la emoción que nos ocasiona, y nunca nos damos cuenta del ¿por qué? No se nos dio el permiso de ir a esa fiesta, no se nos compró ese juguete, por qué se expresó de esa manera de nosotros, o ese golpe que no consideramos necesario.

Estamos acostumbrados a guardar todo lo que nos afecta, puede ser por nuestra naturaleza o el contexto social, pero en ocasiones es necesario romper patrones y resignificar las cosas que nos afectan. Se podría decir que el daño ya se hizo (por ellos o nosotros), ahora nos corresponde reconocer el beneficio que obtuvo de ello, lo que consideramos daño está más que identificado, inmediatamente viene a nuestra memoria si pensamos en esa situación, pero el resignificar nos ayudará a liberarnos de cargas innecesarias y con ello dar el reconocimiento que nuestros padres merecen.

“Un buen padre vale por cien maestros” Jean Jacques Rousseau

Sobreviviremos al próximo lunes… si reconocemos a nuestros padres.

Nuevamente los invito a escribir cualquier duda, comentario, aclaración a mi correo alfredo.adj@gmail.com