Desconocen nuevas generaciones juegos tradicionales

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  • Fomentaban la convivencia y desarrollo de destrezas.
  • Todo evoluciona y la diversión no podía quedarse atrás, juguetes y juegos de antaño son reliquias. Pero ello ha traído consecuencias en el desarrollo físico-emocional y el intelecto de las nuevas generaciones al grado de repercutir en su interacción social.

Josélo Fuentes Delgado/La Voz de Durango

Nombres o hasta juguetes con el que sus padres, tíos, hasta los abuelos jugaron en las antes tranquilas calles de los barrios, las colonias y todo asentamiento con niños, ahora son un completo enigma, reliquias, artículos “vintage” casi de museo y hasta son temas de “memes” en las redes sociales, cuando esos juegos, dinámicas y juguetes desarrollaban de manera natural y sin ser el propósito destrezas, habilidades, conocimientos con la aplicación de la coordinación física y mental, además de fomentar la sana convivencia y la activación corporal fuera de la escuela y la casa.

Nombres que generaciones atrás conocen, recientemente hay que dar una muy amplia explicación de que era el “Chinchilagua”, “Brincar el Burro”, “Declaro la Guerra”, “Estatuas de Marfil”, los “Encantados”, las “Escondidas”, el “Bote pateado” o el juego con palos de madera conocido como el “Changalalai”, hasta los más comunes de practicarse con juguetes como canicas, trompo, balero, el yo-yo, la liga, la “matatena”, “pirinola”, las tablas mágicas, carritos de madera, trastecitos de barro, muchos de estos juguetes se han convertido en reliquias o simples artesanías, eso sí 100 por ciento mexicanas, que pocos si no es que ninguna niña o niño juega con ellos.

Con opiniones de psicólogos, artesanos, comerciantes e investigadores en Educación Física, “ La Voz de Durango” pretende rescatar estas tradición cuando alguna vez fueron la algarabía de chicos y grandes, practicados en la escuela, en la calle y ahora son poco o nada conocidos, donde la tecnología y la mercadotecnia los han sustituidos con juegos electrónicos, computadoras, tabletas, iPhone (teléfonos inteligentes), laptop, entre otros aparatos o “gadgets”, que sin luz o energía de reserva en las pilas no funcionan y son completamente inútiles, juguetes que juegan con los niños, no niños que juegan con ellos.

Además de ser cada vez más escasos los lugares donde se venden, los mercados y puestos ambulantes, la falta de consumo y olvido de los juegos de antaño, los han encasillado en meras artesanías, productos decorativos elaborados ya en serie que provienen de mercados de Quiroga o Paracho, Michoacán o más al sur, de acuerdo a lo señalado por comerciantes del Mercado Gómez Palacio.

JUEGOS TRADICIONALES EDUCAN Y FORMAN

En el campo de las relaciones humanas y la convivencia es importante cómo inician los niños a jugar con otros, la sana competencia y el manejo de las emociones, la frustración y hasta las formas para agruparse en la sociedad.

María del Socorro Favela, licenciada en Psicología, maestra en Ciencias de la Familia, reflexiona en el tema y señala que ya es una costumbre en los padres que compren productos tecnológicos, complicados y caros para sus hijos, pero deben debatirse entre la moda y la mercadotecnia, cada vez más absorbente donde los jóvenes y niños se sienten que no encajan si no tienen ese objeto.

“Sería excelente promover una campaña de rescate de estos juegos, donde tengo entendido que de manera aislada maestros en Educación Física promueven olimpiadas de este tipo y con estas dinámicas y las clasifican por edades en el control, de las destrezas y aptitudes, incluso para participar los niños con alguna discapacidad y fomentar la inclusión”, señaló.

Abundó la psicóloga que ayuda a la vinculación de los futuros ciudadanos, con una sana competencia y la creatividad y la enseñanza, además del manejo de la frustración en los adolescentes y niños, emoción que muchas veces conduce al suicidio por no saber qué hacer con ella ni cómo salir avantes.

“Fomentaría también el heredar estos juegos a los mecanismos de convivencia, crearían alianzas y trabajo en el sentido de la colaboración con el otro que es igual a un acompañamiento, un trabajo en equipo para empezar a restituir el tejido social ya tan desgastado y el ambiente familiar en casa”, añadió.

TECNOLOGÍA DESPLAZÓ A LA VERDADERA DIVERSIÓN

Jugar en la tierra de las áreas verdes o parques y jardines era una costumbre muy arraigada en barrios, colonias y en la historia de Durango capital más reciente, los fraccionamientos, pero algunos con áreas verdes que tienen alguna cancha de usos múltiples o juegos metálicos, era toda una costumbre hace 40 años.

Roberto Montenegro, padre de familia tiene muy en claro eso y al tomar en un puesto de artesanías frente al Arzobispado un balero, rememora su infancia y echa a andar a los recuerdos y destrezas para acertar un “capirucho” en el pesado juguete, que también podía ser elaborado con una lata de metal, un lazo y un palo de cualquier tipo de madera que fuera.

Recuerda don Roberto a sus más de 50 años que cuando estaba “chavito”, jugaba con los amigos de la cuadra o de la escuela, “mis hijos ya no saben que son estos juguetes. Ahora deben tener un teléfono celular, una computadora, un videojuego, una televisión de plasma o monitor para los videojuegos, que además de ser muy caros traen cada vez más violencia”.

QUE NO SE PIERDAN LAS BUENAS COSTUMBRES: ARTESANO

Al respecto, Francisco de Jesús Melchor, artesano de ascendencia otomí, refiere que no quiere que se pierda la tradición que le pertenece a los mexicanos, porque ahora los juegos juegan con los niños, son piezas de tecnología donde los infantes tienen otras destrezas, pero al mismo tiempo son muchos los gastos para adquirirlos.

“Desde mis abuelos, ellos elaboraban este tipo de juguetes allá en sur, pasó después la tradición a mi padre, quien trabajó después el uso de la pasta para hacer figuras decorativas y hasta ahora yo que tengo 23 años de residencia en Durango capital y soy hijo adoptivo de esta tierra, pero preservo las costumbres y las tradiciones con estos juguetes, poco ya conocidos por las nuevas generaciones.

Al mostrar los juguetes que trae para venta, mostró desde el balero, de diferentes tamaños, con pinturas multicolores, desde la madera comercial hasta madera de encino y hasta de huizache con mayor resistencia y dureza para los expertos en ese juego.

“Poca gente me compra para sus hijos, más bien es para regalos o para llevar a los Estados Unidos por parte de los paisanos que compran para enseñar a sus hijos a qué jugaban hace años en su infancia”, detalló el comerciante.

RETOMAR LA CONVIVENCIA Y SANA COMPETENCIA

Para quienes vieron como raro a un grupo de jóvenes en el Parque Guadiana jugando a las rondas, a los juegos tradicionales, porque es un proyecto impulsado por el Instituto Estatal del Deporte (IED) y estudiantes de la Escuela de Educación Física de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), para rescatar estas bellas tradiciones y a la vez activar a los jóvenes y niños, cada vez más inmersos en sus habitaciones o salas de estar en su hogar frente al televisor, el celular o la computadora.

Ana Otilia Vázquez Vázquez, abogada y estudiante en la Escuela de Educación Física de la UJED, comentó a La Voz de Durango sobre la necesidad de que esto no sea parte de la historia o datos para el olvido, sino material vivo y vigente para las nuevas generaciones que deben conocer y reconocer estas tradiciones de sus padres y abuelos, además del tesoro de cada región donde nació la variedad de esos juegos y juguetes.

“Tenemos el proyecto más delante de proponerlo en las escuelas primarias y sugerir a los maestros de Educación Física salirse un poco de sus programas para fomentar otro tipo de activación física. Pero aún estamos en eso”, comentó la estudiante.