¿Cómo afrontamos la violencia?

0
69

MTF. Alfredo Arévalo

Hace unos días un hecho conmovió a la sociedad, la mañana 10 de enero nos enteramos de un niño duranguense de 11 años llamado José Ángel quien fue responsable de un tiroteo al interior del Colegio Cervantes en Torreón, Coahuila, también supimos que sufría acoso escolar y que su historia familiar siempre estuvo ligada a la violencia, y eso a la larga influye en la vida de cualquiera.

El siguiente fin de semana al hecho me vi tentado a escribir algo sobre el tema después de leer una carta enternecedora que mencionaba cómo le fallamos como sociedad, como padres, como docentes, etc. Luego de meditarlo decidí no hacerlo, en realidad tenía un poco de curiosidad de qué era lo que pasaría en los días siguientes.

Como era de esperarse una lluvia de publicaciones en redes sociales no se dejó esperar; los medios de comunicación escudriñaron en la vida del niño buscando ese hilo rojo que motivó el acto; servidores públicos y políticos tratando de buscar una solución para apaciguar el miedo, la desconfianza y en sí la violencia de este hecho.

En esa búsqueda de soluciones se culpó a los videojuegos, se culpó a los padres ausentes, se culpó a un abuelo que no tomó en serio los mensajes del niño, se culpó a la institución por no tener medidas para evitarlo, se culpó a la maestra por el acoso escolar, etc… en fin, se buscó la cabeza del responsable, porque es inconcebible que un niño sea culpable de esta violencia, pues eso sería una muestra de que fallamos como sociedad.

Hoy en día esa noticia se va diluyendo, en los artículos relacionados con la vida líquida menciono que la sociedad en la que estamos tiende a hacer eso; las noticias aparecen, crecen y se evaporan muy rápido, así estamos obligados a actuar en esta sociedad.

Hace falta ver las noticias para conocer un poco el manejo de la violencia el cual es diferente si se es espectador, informante, agresor o víctima.  Pero al final el flujo de la información hace que se minimice el daño, se pierde la capacidad de asombro, el miedo viene y se va, y continuamos dentro de una vida en sociedad que avanza rápido para no dejar de producir.

Miedo

Cuando ocurre un hecho de violencia la respuesta biológica inicial es el miedo, nos da miedo que nos pueda pasar, que alguien querido lo haga o lo sufra, y que nosotros mismos seamos capaces de hacerlo o sufrirlo. La violencia es una parte intrínseca de nuestra naturaleza, muchas teorías afirman que es la contraparte del miedo, y tiene un principio de protección, pero socialmente se ha hecho algo malo, y como sociedad se busca erradicarla, se crean derechos y normas para la convivencia en sociedad, por lo que ante un hecho de violencia surge este miedo por lo sucedido, pero también por lo que somos capaces de hacer si no controlamos ese impulso de muerte.

Evasión

Como parte de este mismo proceso y para no encarar nuestra propia violencia, decidimos evitarla, en esta parte buscamos quién es responsable de esto, en el caso de José Ángel al ser un niño de 11 años decidimos que no era su responsabilidad, o sí, pero de manera indirecta, pues fue influenciado por los videojuegos, o actuó en respuesta del bullying, o respondió como lo aprendió en su entorno familiar, cualquiera que sea el caso, nosotros como sociedad decidimos que su inocencia tenía más peso que el hecho en sí, porque como mencionaba anteriormente, esto significaría un fracaso como sociedad para eliminar la violencia.

Al no querer ver que un niño de 11 años es capaz de planear y realizar esto, nos limitamos a ver el entorno, que si bien lanza respuestas del ¿por qué?, no lo excluye de tener dentro ese impulso, y sobre todo de haberlo realizado; son demasiadas piezas que forman este rompecabezas. Lo que me lleva al siguiente punto.

Culpa

Anteriormente he mencionado que la cultura mexicana es muy culpígena, en sí nuestra estructura social nos orilla a sentir culpa por diversas cosas, y lo que se vio en el contexto de este acontecimiento fue esparcir la culpa, los docentes se sintieron culpables y comprometidos en la atención de los niños; los padres se sintieron culpables por estar distantes; las autoridades se sintieron culpables por no evitarlos. Y lo más importante se culpó directamente al padre y al abuelo por tener indicios de violencia; y luego de toda esta consternación en algún momento nos preguntamos, ¿qué sintieron ellos al perder a un hijo y un nieto?; al decir que toda la sociedad se cimbra por la violencia, es toda, sin excluir a nadie.

Aspectos sociales

El hecho de ser una sociedad nos obliga a ser parte de algo, aun cuando no queremos serlo; a exaltarnos y entristecernos en masa porque un niño inocente cometió un crimen; a buscar concientizar el por qué de alguna manera buscando culpables, empatizando y sintiendo culpa; buscar soluciones temporales para minimizar riesgos futuros de que esto se repita; y finalmente dejar que la rapidez con la que se mueve el mundo haga que todo se vuelva borroso y se pierda, como las noticias de hace 10 días, como las emociones que generó.

“Hay que inyectarse cada día de fantasía para no morir de realidad.” Ray Bradbury

Sobreviviremos al próximo año… si cambiamos.

Nuevamente los invito a escribir cualquier duda, comentario, aclaración a mi correo alfredo.adj@gmail.com