Faustino Armendáriz, un misionero ejemplar

0
99
  • Ha servido a los papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
  • En su ministerio episcopal, ha sido amenazado, agredido y reconfortado en su fe.

Graciela Rosales/La Voz de Durango

A unos días de celebrar los primeros 15 años como arzobispo, Faustino Armendáriz Jiménez, con una enriquecedora experiencia, habla de su cercanía con el dolor, con la muerte, con la violencia que baña de sangre al país  y del deseo de cumplir con su tarea espiritual, pastoral y misionera, sembrando los valores del Evangelio, en los jóvenes, niños y  adolescentes, a quienes invita a sentir la alegría y el orgullo de ser católicos.

El arzobispo metropolitano, abrió las puertas de su hogar, para recibir a los reporteros de La Voz de Durango con quien accedió a platicar de manera exclusiva, una pequeñísima parte de su Ministerio, a lo largo de lo cual ha tenido la gran distinción de servir  y  obedecer a tres papas, San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

Con la sencillez de quien entiende su misión y el rostro serio,  el arzobispo habla del rumbo que ha tomado el país; y explica que ante la creciente inseguridad, ahora focalizada en Guanajuato, Tamaulipas, Guerrero y Michoacán, pero admite “el baño de sangre, lo está sufriendo todo México y eso nadie lo puede ocultar”, aun así considera que se mantiene la esperanza de que poco a poco se vaya acabando.

RESPONSABILIDAD DE LOS GOBIERNOS FEDERAL Y ESTATAL, LA ESPERANZA NO HA MUERTO 

En ese sentido -dice- las instituciones de seguridad, especialmente el gobierno federal y los gobiernos estatales tienen un reto, porque “en el tema político, la ciudadanía ha elegido con mucha esperanza a las autoridades actuales y creo que la esperanza no muere, ahí está”.

El papel de las familias católicas ante la descomposición social, es atender el reto de la crisis de legalidad,   de la crisis de moralidad y algo muy importante,  la sociedad, un tejido social lastimado y las familias católicas tienen la gran responsabilidad como la Iglesia católica, de coadyuvar en ser constructores de la paz y de tal manera que lo que se haga, sirva para orientar y sembrar los valores del Evangelio.

La tarea  en Durango,  es en base a la realidad  del estado y consiste en estar muy cerca de la gente, la tarea es espiritual y pastoral, así como la obra social,  que siempre ha hecho la Iglesia a lo largo de la historia y especialmente en estos 400 años de la Arquidiócesis de Durango.

LA PERIFERIA GEOGRÁFICA Y EXISTENCIAL 

Una de las prioridades en su esquema de trabajo pastoral,  son las familias,  por eso de manera permanente,  está llegando a los lugares más alejados, “el Papa ha pedido que estemos pendientes de las periferias geográficas y existenciales, por eso desde el inicio de nuestro ministerio, hace dos meses y medio, uno de los lugares que quise visitar de manera inmediata,  fue el Centro de Reinserción Social (Cereso).

Ahí,  encontró  hombres y mujeres que necesitan también de la ayuda de Dios, como necesitan hermanos y hermanas a lo largo y ancho de los 85 mil kilómetros cuadrados de la Arquidiócesis que comprende los 39 municipios de Durango y nueve de Zacatecas.

PASTORES CON OLOR A OVEJA 

En el Cereso hay gente que ama mucho a Dios, gente que necesita una motivación, que necesita reestructurar la misión pastoral,  por eso se  requieren  pastores con olor a oveja, donde los sacerdotes, obispos y  pastorales laicos estén alentando al pueblo a fortalecer la esperanza  y la fe.

“He encontrado ojos y rostros que albergan una gran esperanza de ser mejores,  con rostros tristes por la pérdida de un ser querido como fruto de la situación social de nuestro México”.

En estos dos meses y medio en Durango  -dice monseñor- ha tratado de estar presente, atendiendo estas situaciones que generan tanto dolor en las familias, como el tema del suicido, el consumo de drogas, la violencia intrafamiliar, por eso la Iglesia quiere estar cerca de sus hijos, como una madre que se preocupa y se ocupa de sembrar los valores que necesita la sociedad.

Recientemente, estuvo en el Hospital Materno-Infantil (HMI) con las mamás de niños recién nacidos y así ha  estado en diferentes espacios en donde ha recorrido ya los primeros tres mil kilómetros de la Arquidiócesis y a partir la próxima semana iniciará  con visitas sistemáticas de todas las 102 comunidades parroquiales por regiones o decanatos, “queremos  estar tres días con la gente, conviviendo con los sacerdotes y con el pueblo”.

LOS 15 AÑOS

El mediodía del 24 de febrero del año en curso, en la Catedral Basílica Menor, monseñor Faustino Armendáriz, celebrará sus primeros 15 años como arzobispo y ya entrados en la plática comparte con modestia su exitosa  trayectoria.

“Tuve  la fortuna, primero, como sacerdote, trabajar 15 años en el Seminario como maestro y formador después de haber estudiado en Roma y en Israel las Sagradas Escrituras; posteriormente presté muchos servicios en mi arquidiócesis de Hermosillo, fui Vicario General y de ahí fui nombrado por el papa san Juan Pablo II, obispo de Matamoros, Tamaulipas”, y hace un paréntesis para recodar lo desafiante de esta encomienda.

EL ARZOBISPO FUE AMENAZADO; CONVIVE DE CERCA CON LA VIOLENCIA, EL DOLOR Y LA MUERTE

“Esta trayectoria fue muy desafiante, en ese tiempo comenzó la guerra y la violencia en Tamaulipas y  me tocó  compartir el dolor del pueblo, especialmente por tanta muerte, tantos asesinatos y tanta inseguridad”.

Fueron varias  ocasiones  -no pocas- en que  fue agredido  y amenazado por quienes en ese momento generaban  la violencia  y lo  siguen haciendo; “afortunadamente salimos vivos”.

Cierra el paréntesis sin profundizar en las agresiones y amenazas vividas, rescata solo la experiencia de esos momentos y retoma la historia de su vida.

“El papa Benedicto XVI pensó en un servidor para servicio en otra Diócesis y en el 2011, después de seis años y meses, fui traslado a Querétaro  en donde la experiencia fue misionera e interesante; agradezco todo el aprendizaje de cientos de sacerdotes y religiosas y como dos millones de católicos que integran esta Diócesis que es geográficamente, seis veces más pequeña que la de Durango, pero que tiene el doble de población”.

De ahí el 21 de noviembre de 2019, después de ocho años y meses, el papa Francisco lo considera como Arzobispo de Durango y es trasladado a esta tierra de gente buena, donde dice estar contento de compartir su ministerio episcopal.

RETROSPECTIVA A LOS 15 AÑOS

La síntesis que hace de 15 años de arzobispo, la divide en tres aspectos fundamentales: Acción de gracias;  servir y obedecer al Papa (en su caso han sido tres);  y la oportunidad de conocer varias realidades.

“Acción de gracias, por la oportunidad de servir en primer lugar, al pueblo; segundo, por hacer lo que Dios quiere, porque no es fácil el cambio de una Diócesis a otra; y en tercer lugar, la oportunidad de conocer varias realidades en donde he estado muy contento a pesar de las circunstancias que he vivido y donde ahora después de dos meses y medio estoy muy feliz de poder compartir esta experiencia con los sacerdotes y laicos de esta Arquidiócesis que tiene una responsabilidad como obispo metropolitano de una provincia conformada por cuatro diócesis: Mazatlán, El Salto, Pueblo Nuevo,  Gómez Palacio y Torreón, también tiene responsabilidad como delegación  papal en Durango.

LA CUARESMA OXIGENA LA VIDA CRISTIANA

A unas semanas de iniciar la Cuaresma, el arzobispo explica: “Es un itinerario espiritual, donde hay muchas tradiciones que no deben perderse y otras que tienen que rescatarse, el acercamiento a las comunidades parroquiales en este tiempo es importante, de tal manera que se puedan tener encuentros con niños, jóvenes, adolescentes, con familias, para oxigenar la vida cristiana católica, para hacer un alto en el camino, tomar nuevos aires y seguir adelante.

La Cuaresma no es otra cosa más que un espacio que nos ofrece la Iglesia para detenernos a reflexionar,  quiénes somos y a dónde vamos, e iniciar el  Miércoles de Ceniza, reconociendo que somos tierra y en tierra nos vamos a convertir, reconocer nuestra identidad de criaturas de Dios que dependemos de quien nos ha amado tanto, de ese Dios que nos perdona, de ese Dios para el que todos tenemos remedio y se concluye con la Semana Santa cuando se celebra el amor de Dios que en su hijo Jesucristo, muere por nosotros, sufre por nosotros, pero resucita dando la esperanza de una vida nueva, esto es lo que tenemos que predicar, esto es para lo que tenemos que convocar a nuestro pueblo en este tiempo y especialmente los días santos”.

EL ENEMIGO ES EL MALIGNO

El enemigo fundamental es el maligno -afirma monseñor Armendáriz- “Se mete en todos lados, los retos que tiene la Iglesia es el relativismo el gran reto es la secularización, el católico se olvida de Dios y eso es lo que no queremos, por eso la cercanía en el proyecto pastoral tiene que ser muy efectiva; por eso se está confiando  mucho en los sacerdotes para que juntos hagan una programación de visita permanente no con cinco misioneros sino con cientos de misioneros para visitar especialmente aquellos hogares que se han alejado, que no van a los templos, aquellos hogares en donde no no se quiere hacer proselitismo, sino compartir nuestro testimonio de vida como  cristianos católicos para que ellos que tengan deseo de acercarse a Dios, porque todos tenemos sed de Dios, para que ellos recapaciten y regresen a la casa paterna”.