¿Sanar la relación con los padres?

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MTF. Alfredo Arévalo

En otras ocasiones hemos hablado de las relaciones con los padres, la cual en la mayoría de las veces tiene algún conflicto que debe de sanarse, no por el hecho de que los padres hagan cosas en nuestra contra, sino por el hecho de que nosotros creamos una imagen de ellos, y al ser un concepto subjetivo puede o no ser real.

Hemos pensado que nuestros padres nos prohibieron o negaron cosas por el hecho de querer hacer un daño físico o emocional, y en nuestros recuerdos se forma una historia en donde el padre del que sentimos la agresión es malo, frío y sin sentimientos de amor hacia nosotros; y como un niño herido haciendo berrinche, culpamos a ese padre de no haber conseguido eso que deseábamos.

Pero como lo he dicho, nuestra memoria en ocasiones nos engaña, ¿Qué pasaría si ese padre malvado no fuera así? Probablemente como creaste esa memoria para justificar que lo que querías no era necesario o era irresponsable que lo hicieras, culpaste a tu padre cuando no quisiste asumir una responsabilidad ante esa situación, y cómo hacerlo si eras muy joven; pero si ya eres adulto y aún tienen ese problema, ¿qué está pasando?

La mayoría de los problemas emocionales es porque algún sentimiento se quedó ahí, o que nosotros mismos decidimos tenerlo ahí, en ambas situaciones se cumple una función, ya sea bloquear un recuerdo negativo o doloroso, o crear una capa que no nos permita ver una situación de manera real. De cualquier manera la única forma de sanar es sentir la emoción.

Para ello no es necesario ir con los padres y desbordar los reclamos, o pedir una explicación, porque como lo dije, es algo que tú creaste, una percepción tuya, ellos no están conscientes de lo que tú sientes porque son tus emociones, no de ellos. Dicho esto podrías realizar un ejercicio sencillo que te llevará poco tiempo, pues esta relación es muy importante y el estar bien con ellos influye en muchos aspectos esenciales de tu vida, desde una relación de pareja sana hasta conseguir abundancia y éxito.

Por ello hay que romper la idealización que tienes de ellos para ver al ser humano real debajo de todo eso que les hemos adjudicado, bueno o malo, y cuando consigues sanar esta relación que es una de las más importantes, comenzarás a estar en paz, lo que te permitirá ver hacia atrás y mirar a tus padres y tu pasado con unos ojos completamente nuevos: unos ojos llenos de amor a quienes te dieron la vida.

La Importancia de la Relación con los Padres

Este ejercicio se encuentra en el libro “Reconocer lo que es”, de Bert Hellinger, y se desarrolla a través de las constelaciones familiares. Este tipo de ejercicio te hace ver no solo la generación anterior, sino algunos conflictos o patrones que repite un sistema familiar y nos hace cuestionarnos hasta qué punto dependemos de nuestro sistema familiar.

Concretamente, si hay algo de tu vida que te duele, es muy probable que sea un reflejo de tu relación con tus padres, aunque de entrada parezca que no tiene nada que ver, no podemos sanar nuestra vida si venimos cargando equipaje extra, para ello hay que ser capaces de rendirnos ante la emoción que generan nuestros padres, honrarles por habernos dado la vida, y recoger el amor que viene de ellos con humildad y gratitud.

¿Cómo sanar?

Como te lo mencionaba, no es necesario sanar de manera directa, hay ejercicios  que actúan de manera indirecta, esta es una de las maneras más eficientes, pues lo que estás haciendo es sanarte a ti, y asumir la responsabilidad de las acciones o prejuicios que has desarrollado.

Da igual cómo te trataron tus padres, si están vivos o ya se fueron, igual si nunca los conociste, el hecho central es reconocer que de ellos recibiste la vida. Para empezar el ejercicio, simplemente cierra los ojos e imagínate que estás delante de tu madre, y mírala sin pensar en nada concreto.

Retrocede hasta tus primeros recuerdos con ella, imagínate como un bebé, y siente el amor que viene de tu madre. El amor de tu madre es muy grande, pues fueron una unidad durante nueve meses. Luego se separaron, pero ella siguió nutriéndote y amándote. Siente ese amor de esos primeros días. Sin pensar en nada, sin juzgar lo buena o mala madre que fue, sin compararla o idealizarla. Ella te ama y tú siente ese amor.

Luego imagina que tu padre está a su lado, siente su fuerza, al igual que con tu madre no juzgues lo buen o mal padre que fue, elimina la calificación que le pusiste. Él te ama, y a su manera luchó por ti, para que tuvieras vida. Míralo, y siente su fuerza y su amor. No pienses en lo que no te dio, piensa en lo que recibiste de él.

Con la mirada fija en el amor de tu padre y de tu madre, permítete crecer un poco, imagina otras etapas de tu vida, deja que pasen mentalmente los años, sin dejar de mirar el amor de tus padres. Pasa por la infancia, la adolescencia… Si en algún momento pierdes la conexión con su amor, detente, regresa y vuelve a buscarla. No te fuerces a buscar hechos concretos de tu vida, simplemente ve creciendo mentalmente mientras miras a tus padres y ellos te miran a ti.

Continúa este viaje por tu memoria sin forzar ningún acontecimiento concreto de tu vida, en ningún momento. Lo único que cuenta es que tú estás creciendo y que tus padres están ahí, mirándote con amor. Cuando llegues a tu edad actual, míralos una vez más. Siente esa fuerza y ese amor, y con humildad agradece todo lo que han hecho por ti.

Si lo ves, solo puedes hacer una cosa más; haz una reverencia ante ellos, con respeto y amor diles: “yo los honro”. Luego gira y siente su amor detrás de ti.

En caso de que no consigas reconocer esta emoción y en tu viaje por la memoria se presenten situaciones donde culpas a tus padres por el sufrimiento que sientes, o por lo que no tuviste, has creado una relación muy grande contra ellos y tu estructura no permite ver más allá de esos malos recuerdos, de esos prejuicios, y de esas calificaciones negativas que les has impuesto.

Si ese es el caso, podrías intentarlo una y otra vez, busca sanar, pero si crees que tu herida nunca sanará, ya has decidido no sanar esta relación, y seguirá ahí ese dolor que asumes es a causa de ellos.

Lo que habéis heredado de vuestros padres, volvedlo a ganar a pulso o no será vuestro”. Goethe

Sobreviviremos al próximo lunes… si cuidamos de nosotros y nuestra familia.

Nuevamente los invito a escribir a mi correo alfredo.adj@gmail.com, en caso de necesitar un apoyo extra.