¿Qué nos deja el 2020?

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Por María Teresa Aguirre

Se acaba un año muy difícil, lleno de miedos, enfermedad, pérdidas físicas y de empleos, negocios familiares perdidos, los cuales fueron construidos con mucho trabajo y esfuerzo, un 2020 donde de un día para otro apareció un virus llamado Covid-19, el cual vino a revolucionar nuestras vidas, a mantenernos en casa, a no permitirnos salir, a dejar de ir a laborar y hacerlo de manera virtual para algunos, no poder ir más al colegio, escuela o universidad y quedarnos a estudiar desde nuestro hogar.

Un año en el que a la mayoría de las personas nos deja un gran aprendizaje y enseñanza de que hay cosas que no podemos controlar y queda por completo fuera de nuestras manos, donde aprendimos a salir adelante, a ser más tolerantes, a ver por el otro, a ser más empáticos, a acercarnos más a Dios o a buscar algo que nos sostenga -cualquiera que sea nuestra creencia religiosa-, a pedir ayuda y a brindarla, simplemente a estar ahí para quien nos necesite.

¿Qué pasó con una de las necesidades del ser humano tan importantes como la socialización? De repente, ya no pudimos salir, ya no pudimos ver a nuestra familia, amigos, compañeros de trabajo, de escuela, universidad, nos guardaron en casa y nos prohibieron salir a la calle por el riesgo al contagio al coronavirus.

Fue ante esta situación, que empezamos a tomar clases virtuales, a estudiar  cursos y talleres en línea, de todo lo que se nos fuera ocurriendo, empezamos a hacer reuniones a través de videollamadas con nuestros familiares y amigos.  Buscamos la manera de seguir presentes aún en la distancia con nuestros seres queridos. Iniciaron de manera exorbitante las compras en línea, por el miedo a salir o simplemente por el hecho de estar cerrados los comercios.  Nos convertimos en personas tecnológicas de un momento a otro. Maestros, alumnos y padres de familia aprendieron a usar “Meet”, “Teams” “Zoom”, además del ya tan famoso “Classroom”. Asimismo, se tuvo que contratar otro tipo de Internet con mayor capacidad para todos poder utilizarlo desde casa, inclusive se adquirieron nuevas computadoras, iPads o dispositivos para cubrir las nuevas necesidades que se fueron suscitando a lo largo de esta al parecer, interminable pandemia.

También se ofrecieron de manera virtual, muchos cursos de diferentes temas, incluso de manera gratuita, para hacernos más ligero el encierro y aprender nuevas cosas.  Hicimos cosas que nunca habíamos tenido tiempo de realizar, como cocinar, tejer, leer, cuidar plantas, bordar, coser, pintar, armar rompecabezas, arreglar y redecorar la casa, hacer ejercicio, esas actividades de las cuales nunca contábamos con tiempo para hacer o simplemente no sabíamos que podíamos lograr; descubrimos nuestros talentos y así se dio inicio a una linda historia en nuestras vidas, dándonos tiempo de desempeñar  lo que nos apasiona.

Aprendimos a convivir todo el día unos con otros, a ser empáticos con los demás, a ser tolerantes, a respetar los tiempos y espacios de cada uno, a querernos tal y como somos.  Hasta las mascotas aprendieron a convivir con nosotros día y noche, pasaban los días solas y de repente los humanos las invadimos al permanecer en casa 24/7.

Dejamos de ir al súper de manera libre, ahora salimos con cubrebocas y solamente una persona podía entrar, ahora dos, si no regresamos nuevamente a semáforo rojo. Empezamos a usar gel antibacterial de manera desmedida, a tomar muchas medidas de higiene y desinfección en nuestra casa y entorno.

Tuvimos que aprender a manejarnos todos con una sana distancia en la calle y en los establecimientos, a respetar turnos, horarios y espacios…  Los niños y adultos mayores dejaron de salir, les fue prohibido el acceso a cualquier lugar por parte de las autoridades, pero esto por su propia seguridad.

Hubo gente que ya regresó a trabajar con miedo al contagio, pero tomando sus medidas de seguridad, también empezaron con cursos para niños de arte, música, matemáticas, apoyo escolar, baile, tae kwon do, psicoterapia en línea, lo cual ayudó de cierta manera a los profesionales o maestros a seguir trabajando y a no perder sus trabajos; y por otro lado a los alumnos a seguir preparándose.

Lo más difícil en esta pandemia, han sido las pérdidas humanas, ya sea por Covid-19 o por alguna otra razón; es difícil no poder ir al funeral de tu ser querido por el riesgo de resultar contagiado, trasladarse a otra ciudad, aunados el límite de personas requerido, tanto en las funerarias como en los templos.  No poder aproximarse a tus familiares o amigos a darles el pésame y decirles cuánto lamentamos su pérdida es algo realmente muy doloroso.  Ahora, todo ha tenido que ser de manera virtual.

Otro aspecto que siento que a todos nos ha hecho falta, son los abrazos.  Esos a los que estábamos tanto acostumbrados, a apapachar a nuestra gente, a demostrarles nuestro cariño, hemos aprendido a hacerlo de manera virtual, de decir “te quiero”, “te extraño”, “ya quiero verte”, “cuando nos volvamos a ver”, pero siempre con optimismo y esperanza de que llegará ese día de volvernos a ver.

No todo ha sido negativo en esta pandemia, existen situaciones rescatables que podemos aprovechar y disfrutar, siempre pensando de la mejor manera y expresando nuestro cariño a nuestros seres queridos.  Siempre tenemos en la vida una oportunidad de ser mejores, y creo que esta ha sido una de esas ocasiones, donde hemos podido reflexionar acerca de lo que hemos hecho a lo largo de nuestra existencia, lo que nos ha faltado y hemos mejorado. así como lo que aún nos queda por trabajar.

Como seres humanos tenemos esa hermosa capacidad de salir adelante siempre, a pesar de las adversidades y tiempos difíciles que se nos presentan.  Así que no podemos decir que todo el 2020 fue un año terrible, fue difícil, sí, para unos más que para otros, pero siempre es necesario tener en cuenta que con todo esto, hemos aprendido a ser más fuertes.

¿Qué nos depara el 2021? No lo sabemos, es una pregunta sin respuesta, seguimos ante la incertidumbre de un probable contagio de coronavirus, de la tan anhelada vacuna contra el Covid-19 que no sabemos cuándo tendremos acceso a ella, de un regreso a clases virtuales, más siempre con un futuro lleno de fe y esperanza de que estaremos mejor.