Por Omar García Rosales
Existen pocas producciones del séptimo arte que debido a su temática siguen causando polémica entre el público debido a su contenido. Pero una historia de ficción que afecta el honor de la iglesia católica, despertaría un gran interés y curiosidad en el público por la religión.
Estrenada en 2006 bajo la dirección de Ron Howard, The Da Vinci Code (El Código Da Vinci) nos sumerge en la muerte del conservador Jackes Sauniere, quien apareciera muerto en una de las salas de la galería del museo de Louvre rodeado de misteriosos símbolos en todo su cuerpo. Al no tener idea de que significan estos símbolos, la policía francesa se apoya en Robert Langdon (Tom Hanks), un experto en simbología, para encontrar alguna posible pista sobre el asesino. Al lugar del asesinato también se presenta la criptógrafa Sophie Neveu (Audrey Totou), quien le revela a Robert que tiene que escapar, ya que la policía cree que este fue el responsable del asesinato, por lo que huyen juntos descubriendo que los misteriosos símbolos podrían revelar un importante secreto.
Siguiendo las pistas que el fallecido Sauniere ha dejado, nuestros protagonistas encontrarán un criptex (artilugio de forma cilíndrica) en el cual se esconde la clave para encontrar el Santo Grial. Esto comienza una carrera por recuperar el criptex por parte de una organización de carácter ultraconservador de la Iglesia católica.
Basada en la obra homónima escrita por Dan Brown, el bestseller contó con criticas moderadas en su contraparte literaria. Aunque su adaptación en la pantalla grande llamó la atención del público, consiguiendo que su temática fuera duramente criticada por la iglesia católica, llamando al boicot de la cinta, debido a que esta se encontraba llena de calumnias, ofensas, así como errores históricos y teológicos. Estos lejos de conseguir su objetivo, causó un efecto inverso consiguiendo que el metraje se convirtiera en un éxito en la taquilla a nivel mundial.
Uno de sus grandes atractivos, fue sin lugar a dudas la relación entre el cristianismo y Leonardo da Vinci. Ya que este a través de sus diferentes pinturas dejó señales sobre la verdad de la religión, lo que ocasionó que las personas debatieran y fueran a las iglesias en busca de los símbolos que se mencionaban una y otra vez en la cinta, en una época en donde no existían las redes sociales.
A quince años de su estreno en cines, El Codigo Da Vinci es una producción que desafío a la critica y termino triunfando en la taquilla, desbordando interminables teorías de conspiración, que involucran a la historia y a la ficción. Sin lugar a dudas una cinta en donde el escándalo sobre su contenido, se convirtió en su mejor aliado comercial.