- Anhela sentirse útil, por años, ilusionado ha escuchado los discursos de inclusión; pero poco a poco se le acaba la esperanza, para él no hay opciones laborales y ante la necesidad de subsistir pide limosna.
Por Graciela Rosales /La Voz de Durango
Sin piernas, en su silla de ruedas, don Raúl Morelos Jiménez, anhela trabajar, sentirse útil, por años, ilusionado ha escuchado los discursos de inclusión; pero poco a poco se le acaba la esperanza, para él no hay opciones de trabajo y ante la necesidad de subsistir pide limosna.
Frente a conocido centro comercial ubicado en la avenida 20 de Noviembre, don Raúl comparte su historia con añoranza; “fui trailero, ganaba mi buen dinero, pero hace 17 años, se me cayó la máquina de mi tractor y así perdí la pierna derecha y desde ahí me quede imposibilitado para caminar”.
Poco después de ese accidente, le detectaron diabetes “en ese entonces me cayó la azúcar y de ahí, pos con un raspón que me dí, me vino la gangrena y me cortaron la pierna izquierda, y pues ya menos pude valerme por mí mismo”.
No obstante a su situación física, don Raúl vive solo en la colonia Los Sauces y tiene esperanza de que alguien algún día le dé trabajo, “no me quieren dar trabajo, yo podría ser instructor de manejo de vehículos, de tráilers o cualquier otro empleo que yo pueda atender”.
Hace tiempo estuvo en el Hogar de Ancianos, pero ahí habita la tristeza, “no me gustó, yo siempre he andado libre y solo, si alguien me quiere ayudar que me dé trabajo… yo oigo que hay apoyo para los discapacitados y que hay oportunidades de trabajo, pero no, no hay, no para mí y sí busco, pero me canso, me vuelvo animar y lo vuelvo intentar, y así, pero no consigo nada”.
De limosna puede llegar a juntar 50 pesos, pero a veces la gente no da nada; y la situación se pone difícil ya que solo cuenta con la pensión del gobierno federal para personas con discapacidad, “pero tengo que pagar carro para venir, y pos ahí se me va el dinero”.